A México no le faltan festejos tradicionales para
celebrar la gran fiesta de Día de Muertos. Desde lo más tranquilo, como el Sendero de
las Ánimas en Mixquic,
hasta lo fiestero como el festival
Xibalbá. Sin
embargo, el Festival de la Luz y la Vida en Chignahuapan es una de las
celebraciones más bellas por su caminata de mil luces hasta la laguna "de
los muertos".
Festival de La Luz y La Vida se
celebra el 1 y 2 de noviembre. Cada año asisten más de 6 mil personas para
celebrar el Día de Muertos a través de un espectáculo prehispánico lleno de
magia,
Este festejo se realiza con la
instalación de un camino que va desde el centro de la ciudad hasta la
rivera del río, dicho camino es iluminado con antorchas y señala a las almas
la ruta para llegar a la ofrenda.
Al llegar a
la Laguna de Chignahuapan comienza el ritual de los muertos "para
conseguir purificación".
En la
cosmología mexica, la muerte no es el final sino el principio de un viaje. El
alma, al morir, comienza un enrevesado recorrido a través de nueve planos
—llenos de pruebas— hasta llegar a Mictlán, ese lugar sin puertas ni ventanas
al que llegan los difuntos. Al final hay que cruzar un caudaloso río (o lago o
laguna). No es fácil pero con la ayuda de un perro se consigue descansar
eternamente. En el Festival de la Luz y la Vida en Chignahuapan ese río es la laguna. Aquí comienza la
fiesta: una representación de ese viaje que realizan todos los muertos en
México. Hay actores moviéndose alrededor y sobre una pirámide flotante e
iluminada. Hay luces, miles de luces, velas flotando en el agua, balsas, calaveras,
música y fuegos artificiales en ese un montaje luminoso y excitante.
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